MEDELLÍN.
POR: Carlos Andrés Acosta Llano.
Medellín asesina, salvaje, violenta,
sanguinaria; poblada de guerreros armados
derramadores de sangre.
Medellín montañera, amurallada por
densas y herméticas montañas verdes que
la aislan solitariamente del mundo y del
panorama global.
Medellín de laderas, barriadas y casas
atiborradas pintorescamente en las alturas
de las nieblas cósmicas siderales.
Bellas mujeres, espectáculo candente del tercer cielo
celeste; paisitas divinas que deambulan por
la ciudad exhibiendo sus rostros salvajes sexuales,
sus cuerpos ceñidos por su apretado ropaje.
Gusano metálico que se desplaza de norte a sur en
apariencia altiva, sus vagones atestados
con la decencia fingida de indecentes seres,
manipulados por la cultura metro, haciéndolos
cultos en los límites de su imperio. En su recorrido
la ciudad aparece en todos sus contornos,
miseria y opulencia; olores gratos y pestilentes.
Medellín de prostíbulos burdos e indecorosos.
Capital mundial del pecado mojigato encubierto
en rosarios rezados.
Medellín del vagabundo, el loco, el indigente,
el vendedor ambulante de cachivaches, la del
payaso, el acrobata y el mimo.
Polis convulsa, caótica, destructiva.
Medellín vanidosa, alimentadora de los deseos
de los ojos con sus desnudas modelos.
Medellín del Atlético Nacional, de gestas heroicas,
de frenesí futbolero, que le da identidad al paisa;
verdolaga de poesía lírica en el terreno de juego,
toque toque de la esferica en sinfonía perfecta,
en el césped iluminado por potentes torres de luces
que encienden el tapete verde del Atanasio Girardot.
Megaciudad de religiosidad conservadora,
catolicismo inerte que sella las conciencias
antioqueñas, rezanderos de novenarios por
las benditas almas del purgatorio, para
huir a la vida azarosa de barrio.
Medellín de mafias, mafiosos e ilusoria vanidad.
Medellín como ombligo del mundo decadente.
Medellín, ciudad de las tinieblas, iluminada
por los alumbrados navideños multicolores.
Podremos eventualemente ser asesinados en
cualquier recodo de mi ciudad.
Su tierra desea absorver mi sangre, con
honor la ofrendaré, pero solo en mi Medellín.
NOTA: Nací en mi amada ciudad de Medellín, crecí cantando el estribillo que salia en radio y televisión , el final de esa canción o himno me estremecía ¨ YO QUIERO A MEDELLIIIIIIINNNNNN¨, se me erizaban las fibras del alma.
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